¿Por qué la educación avanza a un ritmo diferente que el resto del mundo? ¿Por qué introducimos la tecnología con naturalidad en el aprendizaje no formal, y tarda tanto en llegar al aula? Estas son algunas de las preguntas con las que Rocío Molina, cofundadora de Body planet, hizo reflexionar al auditorio concentrado en la Jornada Informativa Tecnológica JIT 2018 celebrada este jueves en Pamplona, convocada por Cistec Technology. Bajo el lema "Tecnología para las personas" se ha abordado la transformación digital en diferentes sectores (automoción, salud, comunicaciones...) por parte de empresas como Google, Iberdrola, Nasertic, Grupo Antolín o el Club de Inventores Españoles.
La emprendedora arrancó con el ejemplo de cómo hemos pasado de usar el mapa de carreteras desplegable de papel al Google maps cada vez que hacemos un viaje. Si hemos asumido esta práctica con naturalidad, ¿se producen cambios similares dentro del aula? Un recorrido por los juguetes más populares en las diferentes décadas, desde los años 70 hasta nuestros días, enfrentado a las imágenes de la educación demuestra a las claras que el ritmo de evolución ha sido totalmente diferente.
La ponencia se fijaba tanto en los equipamientos de las aulas como en los materiales empleados, tomando como hilo conductor los cuadernillos de caligrafía y operaciones. En el primer caso, se han ido incorporando paulatinamente los proyectores de transparencias, los ordenadores de sobremesa o la pizarra digital, mientras los materiales incorporaban colores, diseño y finalmente formato digital.
La comparativa resulta más evidente cuando se establece entre el aprendizaje formal y el aprendizaje no formal. Pensemos en los programas de televisión que nos enseñaban en los años 70 (La vida es así o El hombre y la tierra), los niños con ordenadores y videojuegos en los 90, o los actuales nativos digitales, que parecen hiperconectados desde la cuna. Frente a ello, los materiales en los centros educativos evolucionan a un ritmo mucho más lento.
"Existe una incoherencia en el modelo y en el proceso de aprendizaje de los niños", expresó Rocío Molina, que afirmó sin paños calientes que "el sistema educativo tradicional está obsoleto en el siglo XXI". La ponente destacó lo que llamó dos realidades incontestables. La primera, que los niños aprenden de una manera práctica, interactiva y cooperativa fuera del aula, mientras que en el colegio se encuentran con materiales y recursos muy alejados de este modelo de aprendizaje. La segunda, que los centros educativos necesitan recursos formativos innovadores que estimulen y faciliten el aprendizaje de estos niños del siglo XXI. "Los dispositivos ya están en las aulas, pero no existe contenido para ellos", aseveró.
La conferencia expuso cómo pueden ayudar a cubrir esas dos necesidades las nuevas tecnologías virtuales. Seguidamente detalló en qué consisten la realidad aumentada, la realidad virtual y la mixta, y por qué Body planet ha apostado por la primera para sus materiales educativos. Durante la intervención, Molina estuvo apoyada por el socio fundador de Body planet, Javier Regueiro, que mostraba en directo materiales con realidad aumentada, como la camiseta mágica o las fichas virtuales, además de las piezas de la muñeca puzle.
"Las mentes del mañana ya están siendo incubadas bajo un paradigma completamente diferente", fue la reflexión final.
Vídeo resumen del evento.
Vídeo resumen de la presentación de Body planet.
